Las relaciones intergeneracionales se dan entre personas o grupos de diferentes edades que intercambian experiencias y conocimientos.
Vivimos en una sociedad que suele clasificar y situar a las personas en compartimentos estanco en función de la edad, el género, indicadores socioculturales y económicos. Es cierto que una misma persona puede pertenecer a diferentes grupos, pero en muchas ocasiones no hay puentes de comunicación entre unos y otros.
Esta realidad no es igual en el mundo urbano que en el rural. En este último es mucho más fácil que haya comunicación y relación entre diferentes grupos. El contexto es más pequeño y al final todos participan en todo. Pero esta distancia sí la encontramos en las ciudades, y cuanto más grandes son, más aislamiento puede haber.
A comienzos del siglo xx no era necesario pensar en proyectos que favorecieran las relaciones entre personas de diferentes edades, ya que en el núcleo de la misma familia ya se daba la relación entre tres generaciones diferentes: abuelos-padres-hijos, que a menudo convivían en la misma casa. Hoy día, en una sociedad cada vez más urbana, esto es impensable, no solo no se convive, sino que la residencia de unos y otros puede estar en ciudades o países diferentes. Otro factor que cabe considerar es el aumento de la esperanza de vida. El número de personas mayores de 65 años cada vez es más elevado, y esta tendencia se incrementará en los próximos años. Las personas viven más, son más activas y aspiran a tener unos niveles de participación sociales óptimos. Ante este contexto, se han de propiciar espacios donde las relaciones entre personas de diferentes edades sea uno de los principales objetivos.
Los motivos que impulsan estas iniciativas son diversos, pero destacaría el de la transferencia de conocimientos y experiencias, en el que las personas mayores y los jóvenes pueden dar y recibir. Para los jóvenes, implica conocer de primera mano la historia, la cultura, la política y la sociedad de la época de sus abuelos. Significa tener la oportunidad de que los mismos protagonistas de la historia nos la puedan relatar. Para las personas mayores aporta actualización, aprendizaje en nuevas tecnologías —muy importante para garantizar que no se produzca la famosa brecha digital. La interacción entre diferentes generaciones también facilita los vínculos emocionales, proporciona una visión del mundo integradora, en la que la persona evoluciona desde su nacimiento por las diferentes etapas del ciclo vital. Es como un libro que tiene diferentes capítulos, pero que todos juntos construyen una historia.
Las relaciones intergeneracionales facilitan ver las dos caras de una misma moneda. Somos cuidadores de otros, pero a la vez nosotros también hemos sido cuidados. Nos ayudan a comprender la interdependencia de las relaciones humanas. Los proyectos intergeneracionales nacen como una necesidad de propiciar el acercamiento entre personas de diferentes generaciones y demostrar que hay siempre una transferencia de conocimiento que nos enriquece.
La mayoría de proyectos intergeneracionales se dan entre niños y niñas —pero también entre jóvenes en edad escolar o universitaria— y personas mayores que están en un entorno residencial o en equipamientos culturales y lúdicos. Los proyectos se llevan a cabo en la escuela o bien en estos equipamientos para personas mayores. Algunos ejemplos de proyectos:
- Recuperación de canciones tradicionales e instrumentos
- Aprendizaje de danzas populares, como puede ser la sardana
- Juegos tradicionales en la calle
- Manualidades
- Huertos urbanos
- Cuentacuentos
- Talleres de nuevas tecnologías
- Compartir piso. Jóvenes universitarias y personas mayores
- Juegos multimedia, Conexión 0.99
https://envellimentsaludable.com/connexio099//
El reto que tenemos es pensar, diseñar y construir nuestro entorno de una manera inclusiva para todos. La sociedad del presente y el futuro debe permitir una comunicación y una relación entre todos sus integrantes.
Imma Playà i Pujols. Psicóloga