Los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes, el colesterol y el tabaquismo son condiciones que implican un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio o la angina de pecho, los ictus, la insuficiencia cardíaca, la arteriopatía periférica o la fibrilación auricular. Por eso es muy importante su detección, su tratamiento y control. A medida que la gente se hace mayor, aumenta la proporción de personas que tienen uno o más factores cardiovasculares de riesgo, de modo que, por ejemplo, en personas de 65 a 75 años, 3 de cada 4 tienen hipertensión, 1 de cada 5 diabetes y 2 de cada 4 el colesterol elevado. Si con medidas no farmacológicas —como perder peso, hacer ejercicio o una dieta correcta— no conseguimos un buen control, disponemos de tratamientos farmacológicos eficaces a los que tendremos que recurrir.
Tabaquismo
Se trata de un factor de riesgo muy importante, tanto para desarrollar enfermedades cardiovasculares como varios cánceres y enfermedades pulmonares graves. En las enfermedades pulmonares y en la arteriopatía periférica, dejar de fumar es tan importante o más que los diversos tratamientos farmacológicos. Podemos actuar sencillamente dejando de fumar (a veces con ayuda de fármacos), medida que es beneficiosa a cualquier edad.
Hipertensión arterial
Se considera que la presión arterial es alta cuando es igual o superior a 140 mm de mercurio de presión sistólica o igual o superior a 90 mm de mercurio de presión diastólica. La hipertensión arterial aumenta el riesgo de sufrir un ictus, conocido como embolia o ataque de apoplejía, y el de tener una angina de pecho o un infarto de miocardio, entre otras enfermedades cardiovasculares. Muchas veces se puede controlar reduciendo el consumo de sal, haciendo ejercicio y perdiendo peso. Si esto no es suficiente, habrá que tomar fármacos, indicados a cualquier edad, aunque a veces pueden tener efectos secundarios que es mejor comentar a nuestro médico.
Colesterol elevado
En realidad se debe hablar de los diversos tipos de colesterol. Es tan importante tener bajo el colesterol llamado LDL como tener elevado el llamado colesterol HDL, ya que este último protege de las enfermedades cardiovasculares, sobre todo a las personas mayores. Para controlarlo, es necesario hacer ejercicio, perder peso y seguir una dieta mediterránea, cuyos beneficios se han demostrado recientemente en el estudio PREDIMED (http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1200303). Si es necesario, se deberá tomar medicación hipolipemiante, especialmente si las personas ya tienen una enfermedad cardiovascular.
Diabetes
Es una de las epidemias del siglo XXI debido al aumento de la esperanza de vida, de la obesidad, del sedentarismo y del abandono de la dieta mediterránea. Se produce porque al cuerpo le falta insulina o porque la insulina que fabrica no funciona bien. La diabetes tipo 2 es la típica de los adultos y aparece a partir de los 40-50 años. Puede provocar también complicaciones en los pequeños vasos sanguíneos, afectando a la retina, los nervios y el riñón. Es muy importante llevar una dieta correcta y hacer ejercicio de manera regular, y si es necesario tomar medicación, tanto oral como insulina, en general en fases avanzadas.
Angina de pecho e infarto agudo de miocardio
Son producidos por la obstrucción de las arterias del corazón, de manera parcial (angina de pecho) o total (infarto). Se presenta en forma de dolor en el pecho, típicamente como una opresión, a veces con sudoración o náuseas. Hay que acudir rápido al centro sanitario más cercano, donde muy probablemente nos harán un tratamiento para disolver los coágulos que taponan las arterias; es posible que nos pongan una especie de muelle (llamado stent) para evitar que se vuelvan a obstruir. Después tendremos que tomar al menos tres tipos de pastillas, en principio, para siempre: aspirina® a dosis bajas, betabloqueantes y estatinas. Es fundamental dejar de fumar, controlar la presión arterial y el colesterol. Si lo conseguimos, el pronóstico es muy bueno y, además, en los últimos años ha mejorada muchísimo el tratamiento.
Ictus
Se le conoce también por otros nombres: embolia en el cerebro, ataque de apoplejía o enfermedad cerebrovascular. Se produce por el taponamiento de una arteria en el cerebro y se puede manifestar de diferentes maneras, habitualmente en forma de pérdida de fuerza de una extremidad, falta de sensibilidad, caída de la comisura de la boca, visión doble o incapacidad para hablar o comunicarse. Otras veces, se manifiesta en forma de un ataque muy breve del cual el paciente se recupera enseguida: es el accidente isquémico transitorio. También deberemos acudir rápido al hospital más cercano. Para evitar nuevos episodios hay que controlar la diabetes, la presión arterial y el colesterol, especialmente los dos primeros. Además, hay que tomar medicación para evitar que se vuelvan a obstruir las arterias, en forma de aspirina® o anticoagulantes, si la enfermedad está originada por una arritmia o un problema de las válvulas del corazón.
Arteriopatía periférica
Se produce por una obstrucción de las arterias que irrigan las piernas, y se manifiesta en forma de dolor en la pantorrilla (los gemelos), que se recupera con el reposo. A pesar de ser una enfermedad frecuente, se diagnostica poco porque la gente piensa que el dolor se debe a la artrosis o por la edad, y no lo consultan. En esta enfermedad lo más importante es dejar de fumar y hacer ejercicio, e incluso es más importante que tomar medicación. Si no se trata y se continúa fumando, puede acabar comportando la muerte y la infección de los tejidos, a los que deja de llegar la sangre, y que puede hacer necesario amputar los dedos de los pies, los pies mismos e incluso toda la pierna.
Insuficiencia cardíaca
Se origina porque el corazón ya no tiene la fuerza suficiente para enviar la sangre al resto del cuerpo, provocando sensación de fatiga y ahogo. Se produce por muchas causas y el tratamiento es complejo, ya que puede empeorar por otros tratamientos, como por ejemplo los antiinflamatorios. En todo caso habrá que tomar casi seguro 3-4 fármacos diferentes: diuréticos para eliminar los líquidos que se acumulan (en los pulmones y las piernas), betabloqueantes y IECAS.
Fibrilación auricular
Es la arritmia más frecuente, sobre todo en las personas mayores. Se trata de una contracción desordenada del corazón que a veces puede originar una frecuencia cardíaca rápida y dar palpitaciones. Pero muchas veces es peor aún, porque es asintomático, y cuando se diagnostica es porque ha causado la formación de un coágulo en el corazón y al salir de este, ha ido a parar al cerebro y origina una embolia. Esta es una complicación temible y es la razón por la que siempre se ha de tratar la fibrilación auricular con fármacos anticoagulantes, y si es necesario, también se deben administrar para frenar la frecuencia cardíaca.