- 1. ¿Qué relación profesional tiene con las personas mayores y con los servicios sociales?
Soy miembro del Comité de Bioética de Cataluña y tengo el deseo de trasladar la reflexión del mundo de la ética al mundo social. En el Comité de Ética de los Servicios Sociales, una de las primeras cosas que hicimos fue elaborar un documento de los derechos y deberes de las personas mayores en los centros residenciales.
Como experta de la ética, también he tenido la oportunidad de acompañar espacios de reflexión de algunas residencias para personas mayores y también para personas con discapacidad.
- 2. Se ha referido al documento de derechos y deberes de las personas mayores; ¿podría mencionar algunas de las recomendaciones recogidas en dicho documento?
Las recomendaciones afectan tanto a la organización general de la residencia como a los profesionales. Una de las recomendaciones está relacionada con la superación del infantilismo en el trato con las personas mayores. Otra, más general, consiste en poner en el centro de la atención a la persona, y no a la familia. Entre las recomendaciones también está el hecho de frenar la obcecación de la incapacitación, cuando existen otros mecanismos que no privan del derecho de ciudadanía a la persona que está ingresada en la residencia y que tiene alguna discapacidad, fundamentalmente intelectual o cognitiva.
- 3. ¿Cuáles son los principales debates éticos que afectan a las personas mayores?
Le diré algunos que me parecen relevantes:
‒ La participación. A veces, con las personas mayores, pasamos de una hiperprotección, considerándolos como sordomudos, al extremo contrario, que puede ser un abandono. Como no son personas autónomas y la visión que tenemos de la dependencia es vergonzosa, la sociedad las mira con piedad o con compasión. Y, como consecuencia de ello, las propias personas mayores tienen también esa misma visión y, a menudo, ello les lleva a negar su situación de dependencia o necesidad, o a tratar de retrasarla.
Las nuevas generaciones de personas mayores son un colectivo consciente de sus derechos, con capacidad reivindicativa y con formación intelectual, que tiene nuevos intereses. Desean llevar una vida lo más activa posible. No quieren residencias muy bonitas alejadas de la vida activa de la comunidad. Quieren continuar teniendo una vida de voluntariado, política, con intereses intelectuales. Muchos descubren que tienen tiempo para realizar aquello que les interesa.
‒ Multiculturalismo. Existe una diversidad de personas mayores, tal como ocurre en la comunidad. Y la organización de la vida de la residencia debe adaptarse a este multiculturalismo.
‒ En función de la discapacidad existente, la atención no puede circunscribirse al interior de las residencias, sino que tienen que incluir a la comunidad. Las ciudades deben estar diseñadas teniendo en cuenta todo el entorno comunitario. Por poner un ejemplo, la duración de la luz verde de los semáforos debe permitir a los ciudadanos mayores cruzar las calles sin riesgo.
- 4. Las personas mayores tienen un nivel cultural más alto. ¿Cómo afectará esto a su toma de decisiones y a su relación con los profesionales de los servicios sociales y de los servicios de salud?
El eje fundamental es que la salud no debe ser el valor fundamental para todos. Hay que respetar el lugar que ocupe la salud. La tiranía de la salud puede ser un riesgo y, por tanto, la gestión de los riesgos será muy importante; por ejemplo, si a una persona mayor le proponemos que coma un triturado para evitar riesgo de aspiración, habrá que ver qué implica esto y también qué implica que la persona no lo acepte.
En cuanto a la relación con los profesionales, lo que importa es la relación de confianza y el contrato moral; qué esperan las personas de nuestra relación con ellas como cuidadores.
- 5. El principio de autonomía es uno de los más importantes para las personas mayores. ¿Qué le parece la relevancia que se está dando a la ACP (atención centrada en la persona) en la atención a las personas en las residencias? ¿Qué cree usted que debe cambiarse?
Las residencias han de entender que la sociedad es muy dinámica y cambiante y deben ponerse las pilas para que su servicio esté a la altura de las circunstancias. Esto es la ACP. Tenemos que plantear la importancia de los trabajadores de trinchera, los que tienen la relación más directa con las personas que viven en las residencias. Y esto posiblemente tendrá que pasar por una reformulación del tema de los contratos laborales.
¿Desea añadir algo más?
Una sola cosa: yo no soy nada imparcial al opinar sobre estos temas, puesto que también quiero disfrutar de estos nuevos servicios cuando los necesite. Por lo tanto, no es algo que pida solo para los demás, sino también para mí misma en un futuro.